Aquellos que Obama dej贸 olvidados 鈥� y deport贸 sin una oportunidad de ser escuchados
Nydia ya ten铆a asilo en los Estados Unidos cuando fue deportada dos veces por agentes fronterizos de nuevo al peligro del cual ella huy贸. Nydia, una mujer transg茅nero de M茅xico, dijo a los oficiales que ella ten铆a estatus y que hab铆a sido violada y atacada en M茅xico cuando regres贸 para el funeral de su madre.
Ellos la deportaron de todos modos, y ella fue secuestrada y violada de nuevo.
Cada a帽o, m谩s de 363.279 - 83 por ciento 鈥� de las deportaciones --desde los Estados Unidos son ordenadas por oficiales de inmigraci贸n, no por jueces. Los deportados en procesos de "expulsi贸n sumaria" no obtienen una audiencia o la oportunidad de presentar pruebas, o llamar a un abogado, o incluso decir adi贸s a sus familias antes de ser expulsados, a veces de por vida. Nuestro informe publicado hoy, "Exilio estadounidense: deportaciones r谩pidas que pasan por alto la Sala de Justicia", muestra los incre铆bles costos a aquellos que expulsamos y a sus familiares que quedan, cuando la prisa por deportar le gana al debido proceso.
Hace dos semanas, el presidente Obama anunci贸 un plan que tiene el potencial de proteger a m谩s de cuatro millones de personas no ciudadanas con vidas enraizadas en los Estados Unidos sin el reconocimiento legal. Al anunciar su Acci贸n Ejecutiva, el Presidente Obama ayud贸 a millones de residentes indocumentados que se lo merecen, pero no logr贸 reformar el trato hacia las personas atrapadas en nuestra frontera. Nuestra frontera no es una l铆nea, sino, tal como lo indica el Departamento de Seguridad Nacional, un anillo de 100 millas en los Estados Unidos. Y sin embargo este espacio es manejado de manera completamente diferente, incluso para las personas con los mismos valores de renta variable que los aprehendidos en el llamado "interior".
Tal como determinamos tras una investigaci贸n de un a帽o de duraci贸n y cerca de 200 entrevistas y estudios de casos, muchas personas detenidas y deportadas en la zona fronteriza no son unas extra帽as: entre ellas se encuentran personas residentes desde hace mucho tiempo y padres de ciudadanos estadounidenses. Otras son residentes o trabajadores legales, deportadas durante su ruta diaria al trabajo cuando los oficiales de inmigraci贸n federales extinguen sumariamente sus derechos. Y luego est谩n los ni帽os y las familias que huyen de la violencia insondable y que buscan protecci贸n en los Estados Unidos. Deportar a estas personas sin un juicio justo y a veces con catastr贸ficas 鈥� y hasta predecibles -consecuencias viola nuestras obligaciones de derechos humanos y es opuesto a lo que queremos ser como pa铆s.
Al anunciar su programa de Acci贸n Ejecutiva, el Presidente Obama dijo: "Nosotros no instalamos la Estatua de la Libertad de espaldas al mundo; lo hicimos con su luz brillando como un faro hacia el mundo". Pero cuando los solicitantes de asilo llegan a nuestras fronteras siguiendo ese faro, ellos y muchos otros son deportados r谩pidamente hacia el peligro, sin una audiencia, a menudo despu茅s de firmar formularios de deportaci贸n que no entienden y en un idioma que no hablan.
En todas estas situaciones, las personas son deportadas porque los funcionarios encargados de hacer cumplir las leyes de inmigraci贸n tienen un poder incre铆ble y una discreci贸n que se utiliza muy a menudo como una cortina de humo para negar a una persona sus derechos. Los agentes de inmigraci贸n no est谩n entrenados como abogados; ni act煤an como mediadores independientes. Ellos est谩n capacitados para arrestar, detener y deportar -no para juzgar y autorizar alivio o para ser fluidos en algunas de las leyes m谩s complicadas en los Estados Unidos.
Sin embargo, estas 贸rdenes de deportaci贸n, que uno pensar铆a necesitan m谩s an谩lisis y supervisi贸n, reciben casi nada - mucho menos que una orden de deportaci贸n emitida por un juez despu茅s de pruebas, testimonios y revisi贸n legal. Lograr que se revisen y eliminen 贸rdenes de deportaci贸n ilegales es pr谩cticamente imposible. Y la revisi贸n puede ser muy poca, demasiado tarde, cuando las personas son deportadas de nuevo hacia el peligro.
Individuos como Nydia que ya tienen derechos en los Estados Unidos deben confiar en que los oficiales fronterizos van a creerles, escucharles y preocuparse por sus derechos y quejas. Algunos funcionarios de la patrulla fronteriza hacen bien su trabajo, pero una proporci贸n significativa est谩 actuando - intencionalmente o no 鈥� de forma contraria a las leyes estadounidenses que protegen a las familias estadounidenses y a los refugiados. Dar a las personas una oportunidad real para defender sus derechos y presentar quejas ante el tribunal restaurar铆a cierta integridad de nuestro fallido sistema de inmigraci贸n, poniendo la justicia primero 鈥� y no la conveniencia.
